miércoles, 28 de diciembre de 2011

Un año más, un año menos.


A veces me da pena pensar que las mayores reflexiones del año sólo las hacemos cuando este está llegando a su fin. Quizás, si estos balances y pensamientos nos visitaran en otros momentos, el compás de nuestro año daría un giro inesperado quién sabe hacia dónde; o no.
El caso es, que sea como sea, como un minifinal más este año llega a su fin. Y de nuevo, como un minifinal más hace que nos replanteemos muchas cosas de nuestra vida, de nuestro tiempo.
Supongo que hay años muy malos, marcados por un montón de malas noticias o malos momentos, y muy buenos, esos que son justamente todo lo contrario; años importantes, ya sea por cualquiera de las razones anteriores o por haber tomado una decisión crucial... y creo que estos son los tres tipos de años que todos recordaremos siempre, o por lo menos creemos que será así.
Por otra parte, existen, aunque no lo parezca, años insulsos, años que más adelante, en los siguientes balances no relucen más que por cuatro fotos sueltas.
Y bien, yo todos los años me encontraba igual, cuando hacía mi balance siempre pensaba: "este año ha tenido cosas buenas y malas",  pero desde hace un tiempo, quién sabe por qué, he empezado a clasificarlos un poco, en los años del menos y los años del más.
Sea como sea, cabe recordar que el momento más triste y difícil puede cambiar de la noche a la mañana, de un segundo a otro al extremo contrario, y viceversa, así que quizás, al margen de cada balance anual, deberíamos recordarnos cada día que la vida son dos días, y ya sea aquí o a 3000 quilómetros, de noche o de día, en invierno o en verano, no debemos dejarla escapar. O no por lo menos sin asegurarnos de que el balance del final de los finales dé, claramente, más.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Dame una sonrisa de complicidad, toda tu vida se detendrá.


[Camille miraba a Franck sonriendo]

"Guárdate esa sonrisita de mierda, que yo no la quiero.
Es lo único que sabes dar... Sonrisitas para desconcertar a la gente...Que te la guardes, tía, que te la guardes. Terminarás más sola que la una en tu mazmorra con tus lápices de colores, y te lo tendrás bien merecido. Yo ya me estoy cansando... Lo del gusano enamorado de la estrella mola un rato, pero luego cansa..."


"Pero que mono te pones cuando te enfadas... Qué guapo te pones cuando pierdes los papeles... ¿Por qué te hago sufrir? ¿Por qué no consigo dejarme llevar contigo? ¿Por qué llevo un corsé debajo de la coraza y dos cartucheras en bandolera? ¿Por qué me cierro en banda por tonterías? ¡Coge un abrelatas, joder! Mira en tu caja de herramientas, seguro que tienes lo necesario para dejarme respirar..."

Juntos, nada más.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Puedo soplar las nubes grises pa que tengas un buen día.


No era la primera vez que me sentía así, ya lo había sentido antes.
Recordaba la primera vez, cuando mamá me cogió y me dijo:
Lo que te pasa es que tienes miedo, miedo de enfrentarte a ti misma, de que te rechacen, de decepcionarte, deperderlo todo, de humillarte, de no saber, de no poder, de quedarte sola, de dejar marchar lo que más te importa, de equivocarte, de sentirte inútil o perdida, de no ser nada, de arrepentirte, de hundirte, de fallarme...
Y era exactamente lo que sentía ahora.
¿Cómo podría saber si lo haría bien, si...no sé, haría lo correcto?
Recuerdo como me decía que si dejaba que me ganara el pulso se llevaría mi vida.
Me abrazaba y me decía que lo malo no era tener miedo, sino que me condicionara, que me privara de vivir.
Y luego llegaba lo difícil, sobreponerse, enfrentarse a uno mismo.
Lo único diferente ahora, era que sabía qué me hacía estar así, más bien quién, y la verdad es que ya hacía más de ocho meses que nos conocíamos... aunque creo que fue más tarde cuando realmente empezó lo mejor, cuando éramos uno.
Nuestra complicidad llegó a ser increible, realmente nos sentíamos... y no hablábamos, no hacía falta.
Hoy, ocho meses y medio más tarde, muchos sentimientos se mezclan en mi pecho, y me atrapan, noto como me atrapan.
La felicidad me desborda, lloro de alegría, me río, y sonrío una y otra vez al saber que está aquí, cerca, y me conformo con verle dormir, con acariciar su suave pelo, con admirar su fragilidad... pero no puedo evitar que el miedo me acorrale.
Abre los ojos, y entonces todo se me olvida, los miedos se desvanecen, y durante un tiempo incalculable me siento capaz de todo.
Mientras me sumo en mis pensamientos, una enfermera me recuerda que hay vida más allá de nosotros:
- ¿Cómo se va a llamar? - me pregunta.
- Pues... hemos decidido que Marcos.- respondo sonriendo.

martes, 20 de septiembre de 2011

Aprender a caer antes que a caminar.


Para volar hay que empezar asumiendo riesgos.
Si no quieres, lo mejor quizá sea resignarse y seguir caminando para siempre.

Jorge Bucay

jueves, 1 de septiembre de 2011

Nunca se sabe qué traerá la marea.


Las olas, a lo lejos, huyen asustadas. El tiempo las acuna, la nada las atrapa.
Su fugacidad, su vaivén y su compás nos hipnotizan, su silbido nos resguarda.

domingo, 24 de julio de 2011

O retrato

.. 
Por amaina­la conciencia guindei co meu título de médico no fondo dunha gabeta, e busquei outra maneira de me valer. As xentes xa non sabían que eu era dono de tan tremenda licencia oficial; mais unha noite foron requiridos os meus servicios.
…..Era domingo. Melchor, o taberneiro, agardaba por min ó pé da porta. Deume as boas noites e rompeu a chorar, e por entre os saloucos saíanlle as verbas tan estruchadas que soamente logrou dicirme que tiña un fillo a morrer.
…..O pobre pai turraba por min, e eu deixábame levar, enfeitizado pola súa dor. ¡Despois de todo eu era médico titulado e non podía negarme! E tiven tan fortes anceios de compracelo que sentín xurdir nos meus adentros unha grande ciencia...
…..Cando chegamos á casa de Melchor logrei arriarme das súas mans, e con finxido acoitamento confeseille que sabía pouco da carreira...
…..-Repara que hai moitos anos que non visito enfermos.
E entón Melchor, facendo un esforzo, díxome quedamente:
…..-O meu fillo xa non precisa de médicos. Eu xa sei que o coitado non pasa da noite. E váiseme, señor; ¡váiseme e non teño ningún retrato seu!
…..Ai, eu non fora chamado como médico; eu fora chamado como retratista, e no intre sentín ganas acedas de botarme a rir.
…..E por verme ceibe de xeira tan macabra díxenlle que unha fotografía era mellor ca un deseño, asegureille que de noite poden facerse fotografías, e botando man de moitos razonamentos logrei que Melchor largase de min á cata dun fotógrafo. A cousa quedaba arrombada, e funme durmir, con mil ideas ensarilladas na chola.
…..Cando estaba prendendo no sono petaron na miña porta. Era Melchor.
…..-¡Os fotógrafos din que non teñen magnesio!
…..E díxomo tremendo de anguria. A face albeira, e os ollos coma dous tetos de carne vermella de tanto chorar.
…..Endexamais fitei a un home tan desfeito pola dor.
…..Pregaba, pregaba, e collíame as mans, e turraba por min, e o malpocado dicía cousas que me rachaban as entrañas:
…..-Considérese, señor. Dous riscos de vostede nun papel e xa poderei ollar sempre a cariña do meu neno. ¡Non me deixe na escuridade, señor!
…..¡Quen teria corazón para negarse! Collín papel e lápiz, e alá me fun con Melchor, disposto a facer un retrato do rapaz moribundo.
…..Todo estaba quedo e todo estaba calado. Unha luz cansa alumeaba, en amarelo, dúas facianas arrepiantes que ventaban a morte. O neno era o centro daquela pobreza da materia.
…..Sen dicir nada senteime a debuxa­lo que ollaban os meus ollos de terra, e soamente ó cabo dalgún tempo conseguín afacerme ó drama que fitaba e aínda esquecelo un pouco, para poder traballar afervoado, coma un artista. E cando o deseño estaba xa no seu punto a voz de Melchor, agrandada por tanto silencio, feriume con estas verbas:
…..-Pola alma dos seus defuntos, non mo retrate así. ¡Non lle poña esa cara tan encoveirada e tan triste!
…..Confeso que ó volver á realidade non souben que facer, e púxenme a repasa­las liñas xa feitas do retrato. O silencio foi esgazado novamente por Melchor:
…..-Vostede ben sabe como era o meu rapaciño. Faga memoria, señor, e debúxemo rindo.
…..De súpeto naceume unha grande idea. Rachei o traballo, ensumín o meu ollar nun novo papel branco e debuxei un neno imaxinario. Inventei un neno moi bonito, moi bonito: un anxo de retábulo barroco, a sorrir.
…..Entreguei o debuxo e saín fuxindo, e no intre de poñe-lo pé na rúa sentin que choraban dentro da casa. A morte viñera.
…..Agora Melchor consólase ollando a miña obra, que está pendurada enriba da cómoda, e sempre di coa mellor fe do mundo:
…..-Tiven moitos fillos, pero o máis bonito de todos foi o que me morreu. Velaí está o retrato que non mente. 

Castelao

miércoles, 29 de junio de 2011

Tiempo al tiempo.

Lo odiamos, lo amamos, lo estiramos y encogemos a nuestro antojo y después...
lo perdemos.
Invisible, aparentemente contable, eterno y fugaz, te lo presento, cura todo y hace el más fuerte de los daños.
Culpable de todo y de nada, quizás ayer, hoy o mañana lo conozcas.
Eso si, es importante que sepas que nunca estará de tu parte... pero no es algo que debas tenerle en cuenta, todo lo que vivas habrá sido gracias a él.

lunes, 20 de junio de 2011

¿Qué es lo que ves?

Desde que nacemos estudiamos todo lo que hay a nuestro alrededor.
Vivimos intentando comprender qué es el mundo y cómo comportarnos ante él.
Quizás, sólo estudiemos todo lo que nos rodea para conseguir saber un poco más de nosotros mismos, para llegar a conocer quién o qué somos, o lo que es aún más importante, qué lugar nos pertenece en esta inmensidad, en este desconcierto.

domingo, 12 de junio de 2011

Un lugar




Hoxe quero atopa-lo lugar onde te agochas
gustaríame atoparte entre nubes e globos
alí onde a inocencia quedou perdida
gozar da túa ledicia, esquecer os teus choros

Prometín lembrarte sempre
mais os teus bicos alónxanse entre os beizos do tempo
Aló onde as promesas comezan a cumprirse
non somos mais que xoguetes do vento

Sombras do recordo nos perseguen
segredos e mentiras nos ateigan
eles sempre gañan, eles sempre menten
mais nós non somos nada
unha nota
unha palabra
unnha cor: verde

Verde, sempre verde. Como os teus ollos
cos que me miras, nos que me acollo
Verde como a esperanza que non teño
verde como os campos nos que mirábamo-lo ceo.

Hoxe que non podo
hoxe que o mundo me agota
quero atopa-lo lugar onde te agochas






viernes, 10 de junio de 2011

Magia, así, sin más.


El siempre había soñado con tocar las estrellas. Ella, simplemente, era una de ellas.
Así, sencillamente, terminaba mi libro favorito.
Tan simple como eso, y para mi, lo mejor de las 523 páginas.
Y me pregunto... no sé, qué tienen las palabras? qué hace que algo se quede en ti para siempre, o por el contrario, ya no lo esté una milésima de segundo más tarde?
Serán sólo las palabras? será la combinación, la situación, el lugar, el momento, será quién las dice, quién las escribe, o quizás quién las escucha?
Quizás la entonación, el papel, o la voz sean la clave. O puede que no la haya, y que eso, sea lo que lo hace extraordinario.
Y es que quizás el secreto está en no encontrarlo y dejar que la magia, así, sin más, vuelva a sorprendernos.

jueves, 26 de mayo de 2011

Lo bonito de una vida


Un día me dijeron que lo bonito de una vida era vivirla muchas veces. Empezarla constantemente. Nacer de nuevo cada día. Pero nunca terminarla. Despacio. Sin prisas.
Y ver en cada cielo, en cada rima, en cada verso: universos. Donde nada quede demsiado cerca. Y nada quede demasiado lejos.
¿Sabes lo bueno de la juventud? Puedes recordar incluso lo que nunca ha sucedido.